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La modernidad es el opio del pueblo, por Sadri Khiari (PIR).

 Lo primero es agradecerles a todos estar  aquí. Y se lo agradezco aun más porque el tema de nuestro encuentro no es de los que gustan a todo el mundo. Es un  tema que puede parecer muy general, muy abstracto, mientras que la mayoría de nosotros vivimos problemas muy concretos. Se debaten con problemas de dinero, buscan trabajo, están confrontados al racismo-islamofobia o negrofobia-a los controles  de cara, a las brutalidades policiales. O luchan todos los días para tener los papeles. Y luego están las últimas elecciones: Algunos hubieran preferido que habláramos más largamente (que profundizáramos en el tema).

Hay por lo tanto muchas cuestiones urgente de las que discutir,¿ y nosotros que hacemos en el partido de los Indígenas (sujetos coloniales)?¿ Organizamos un encuentro para hablar de problemas concretos? No. ¡Organizamos un encuentro para hablar de civilización! organizamos un encuentro para gritar de nuevo “¡estoy harto!”, ¿como lo hacemos desde hace decenas de años? No. Nosotros vamos ha hablar de lo que llamamos “modernidad” para decirles que tenemos que terminar con la Modernidad y que esta cuestión (este tema) esta directamente ligado al racismo que vivimos todos los días.

Por supuesto que algunos nos dirán que todo eso es “bla, bla, bla” de intelectuales (sabelotodos) y que hay estar en el terreno (hay que ir al campo).

A esos les responderemos que, allí donde tengamos los medios, estamos en el campo; responderemos que la experiencia nos ha enseñado a luchar sobre los problemas inmediatos y es indispensable pero insuficiente para romper el sistema racista. Responderemos que reflexionar juntos, nosotros, Negros, Árabes y Musulmanes, es también estar sobre el terreno, porque una de las características del sistema racista consiste en mantenernos en la ignorancia, prohibirnos pensar juntos, por nosotros mismos, excluirnos de la reflexión colectiva.

También diremos que sin el conocimiento, sin la reflexión, estamos condenados a quedarnos en el sitio (hacer algo in situ).

Diremos que la toma de conciencia y la reflexión no forman parte de nuestras culturas; nos ha sido insuflada por aquellos que quieren que nos quedemos en nuestro lugar, es decir  por debajo de ellos.

No olviden que han fundado escuelas, responderán algunos. Sí, han fundado escuelas, han fundado escuelas para que aprendamos a decir sí en sus lenguas.

Sin la reflexión no habrá política por nosotros mismos. Sin proyecto global, no habrá política por nosotros mismos. Y sin política no habrá cambio. Para cambiar las relaciones de fuerza (de poder) se necesita  un partido. Para hacer un partido, se necesita un proyecto y para hacer un proyecto se necesita la práctica y la reflexión. Es necesario todo ello, porque la lucha contra el racismo exige un nuevo poder politico que entrame un cambio profundo en la sociedad, un nuevo poder que tenga un verdadero proyecto.

Por lo tanto, hay que saber en primer lugar lo que queremos.

¿Queremos ser ciudadanos ordinarios de un Estado imperialista que saque a  África y se asocia a todas las empresas imperiales llevadas (organizadas) por las grandes potencias?

¿Queremos ser ciudadanos ordinarios de una sociedad colmada de injusticias, de una sociedad sin ideal?¿ sin espiritualidad? ¿queremos ser únicamente “Franceses como los otros”, de origen, de color, de culturas diferentes pero a pesar de todo “Franceses como los otros”?¿Queremos únicamente champagne hallal, Coca Cola no  sionista y la desaparición de “Tintín en el Congo” de las librerías?

Evidentemente no!

Desde hace decenas de años, todos, decimos “no a la integración”.Hasta aquí era por lo general una palabra de tipo defensivo. Significaba para unos “Paren sus  pamplinas            , no busquen libido al racismo, nosotros estamos ya integrados”. Para otros, significaba “La integración es asimilación, queremos  el reconocimiento de nuestras culturas”.

Era muy justo. Pero hoy debemos alargar el sentido, profundizarlo. Debemos hacer una palabra de tipo ofensivo.

Hoy, no a la integración debe significar también: “Rechazamos la integración porque no queremos un modelo de sociedad  o una civilización que, desde hace siglos, produce racismo, colonialismo, guerras atroces, miseria y todo tipo de desastres humanos”.

Este modelo de sociedad no es otra que la que se construye a través de la dominación blanca. Tiene un nombre: La Modernidad. La civilización blanca es la modernidad. Construir una alternativa a la modernidad, es perseguir el combate anticolonial             por aquellos que nos han precedido, porque es construir una alternativa a un modelo de sociedad que ha sido impuesto a nuestros pueblos y que ese modelo de sociedad es un sistema de opresión.

Sé bien que la modernidad tiene buena reputación; que a menudo pensamos que es neutra; que es síntoma de progreso para todos y de bien estar. Es a ella a quien la  humanidad deberá la ciencia, la libertad, los valores de igualdad y los derechos del hombre.

Todo eso hay que discutirlo bien y no tenemos tiempo aquí  de discutirlo. Digamos simplemente que la pequeña parte de verdad que puede haber en el discurso optimista sobre la modernidad, intenta enmascarar la realidad de lo que es concretamente la civilización moderna.

Este discurso ha  intentado en particular, establecer una jerarquía entre los pueblos que han accedido a la modernidad y los otros que los siguen penosamente.

Acuérdense de la frase de Sarkozy sobre los negros que no  habrian entrado en la historia. Significa: Los Negros son seres inferiores y la prueba, esque no han entrado en la modernidad. De una manera menos directa ha dicho lo mismo sobre los árabes cuando ha ido a Marruecos para fundar La Unión para el Mediterráneo.

Lo peor esque nosotros a menudo también creemos en el discurso de la modernidad. Nos decimos a nosotros mismos que estamos detrás, en retraso y que tenemos que modernizarnos rápido.

Y cuando nos dice eso el pobre blanco júbilo (contento). Sus misionarios se han hundido (han fracasado). Sus filósofos, sus políticos, sus científicos, sus economistas lo han logrado. Nos han convencido de que la civilización blanca es la mejor y que nos hace falta imitar a los blancos. Todo ello esta incrustado en nuestros cerebros hasta el punto de que nos hemos vuelto incapaces de pensar en la posibilidad misma de otro mundo.

Recuerden aun. Cuando Claude Guéant ha dicho que algunas civilizaciones eran más avanzadas que otras, todo el mundo y nosotros los primeros nos hemos ofuscado. ¡Guéant no se lo creía!¿ Porque tales reacciones si todo el mundo piensa esto? No es muy pillo Claude Guéant; No sabía que hay cosas que piensa todo el mundo pero que no hay que decir (que no se dicen).

Ya que todo el mundo esta convencido, en efecto, que la civilización blanca, es decir, la modernidad, es superior a las otras civilizaciones. Nosotros mismos tenemos tendencia a pensar lo mismo cuando afirmamos lo contrario. Y cuando pensamos que la civilización blanca es superior a las otras, pues bien, nos encontramos totalmente desarmados para responder radicalmente a la dominación colonial y racial. Es por esto por lo que podemos decir que la modernidad es el opio del pueblo.

La modernidad no es el progreso. Es un  vejestorio profundamente enfermo.

La modernidad es una civilización que se tortura en sus contradicciones desde los lustros.

La modernidad, no son ideas, es algo bien concreto. Y es bien concreto, no es el I-phone 4 o 5 y la posibilidad de utilizar facebook.

Lo concreto de la modernidad es lo que hay detrás del I-phone y facebook, un modo de organización política, social, económica, cultural que se ha puesto en marcha hace cinco siglos, en 1492, con la colonización de las América y el inicio de la trata negrera transatlántica.

Es un sistema politico, social y cultural que descansa sobre la supremacía política, económica y cultural de los blancos sobre los otros pueblos. Es un sistema económico profundamente desigual para todos y que, por anadidura, trae aparejado  una jerarquización racial mundial.

¿Quieren cifras? Yo se las doy.

-  1,3 millares de habitantes viven por debajo del  umbral de la extrema pobreza, sea cerca del cuarto de habitantes del planeta (son cifras del 2008 y faltan los datos de cerca del 30 por ciento de los países del África subsahariana y de mas de la mitad de los países de África del Norte y de Oriente Medio).            Adivinen de qué color son los habitantes de los países donde hay menos pobreza. 

- El nivel de vida por habitante de países con altos ingresos es 3,5 veces mas elevado que la media mundial y 13 veces superior a los recursos de los habitantes de los países más pobres. 

- La esperanza de vida en África subsahariana es 5 veces inferior a la media mundial. El nivel de vida de un habitante de los Estados Unidos es 42 veces al de un Etiope.

-El 1 % de los mas ricos del planeta poseen el 43,6 % de la riqueza mundial y el 10 % de los mas ricos ostentarían el 83 %. América del Norte y Europa poseen más del 60 % de esta riqueza.  

-Los dos millares de niños que cuentan en el planeta, la mitad viven en la pobreza. 90 millones sufren carencias nutricionales graves.¿ Dónde viven ?

-  En 50 años, la esperanza de vida media  ha progresado  en más de veinte años. A pesar de todo, la esperanza de vida de los países más pobres equivale a la de los países ricos… antes de los años 1950. Las poblaciones de Europa del Oeste y de América del Norte tienen las esperanzas de vida mas largas.

Una última cifra: En los Estados Unidos, el país mas potente y moderno del mundo, el 1% del conjunto de la poblacion esta en la cárcel. Es enorme. No hay una prueba más fuerte del fracaso de un modelo de sociedad. ¿Cual es el color de la gran mayoría de los detenidos?

Cifras como estas, podríamos citar muchísimas más. ¿Qué es lo que quieren decir? dicen que la modernidad, no es el progreso para todos pero si (es el progreso) para una pequeña minoría. Dicen que el progreso del cual se beneficia esta minoría no existe sin la condición de que la inmensa mayoría sea excluida o que tengan solo las migajas. Lo peor, esque mientras que las migajas nos son concedidas acabamos creyendo  ingenuamente que de la modernidad disfrutamos todos.

La modernidad pretende instaurar la libertad  pero ha hecho de la lógica económica el señor del mundo,

La modernidad nos transforma en apéndices de las maquinas y de la tecnología,

La modernidad mata el ritmo de la vida y de la naturaleza para someternos al cálculo industrial del tiempo,

En el nombre de la privacidad del individuo, la modernidad desarrolla la privacidad del individualismo más feroz.

En el nombre de la democracia, ha construido los estados burocráticos que se vuelven su propio fin siempre defendiendo sus potencias,

En el  nombre del combate contra la inseguridad, multiplica los dispositivos de seguridad liberticidas  y crea la inseguridad generalizada,

En el nombre de la paz, de los derechos del hombre y del progreso, multiplica las guerras- guerras económicas, guerras imperiales, guerras  raciales, a veces genocidas-, guerras hiper asesinas y destructoras, como ninguna civilización haya jamás conocido.

En el nombre del bien común, la modernidad destruye el bien común de la humanidad, es decir la naturaleza,

En el nombre de la cultura para todos, del universal y de la innovación perpetua, destruye  las culturas, la memoria de los pueblos, las costumbres y los saberes dichos tradicionales,

En el nombre de la racionalidad y de la ciencia, busca a destruir las espiritualidades, las creencias y las tradiciones,

Esa es la realidad de la civilización blanca a la cual nos piden integrarnos. Es esta civilización que el colonialismo, en sus antiguas y nuevas formas nos quiere imponer.

Esta civilización, numeroso anticolonialistas lo han constatado ya. Solo citaré al gran Aimé Césaire: “Una civilización  que al final es incapaz de resolver los problemas que suscita su funcionamiento es una civilización decadente. Una civilización que elige cerrar los ojos a sus problemas más cruciales es una civilización de espera (parada). Una civilización que juega con sus principios es una civilización moribunda”.

En lo que nos toca(a nuestra vuelta), podemos decir que los horrores del colonialismo, del imperialismo y del racismo, por citar solo  ellos, constituyen un acto de acusación definitiva contra la modernidad. Ellas inician las pretensiones occidentales dando a su civilización un modelo. La civilización blanca no es una circunstancia atenuante. Ella se condena a ella misma todos los días.

¿Hay que entender de lo precedente que condenamos en bloque la civilización blanca? ¿Hay que entender que magnificamos el pasado y que querríamos reconstruir sociedades desaparecidas desde hace mucho tiempo?

Por supuesto que no .La modernidad ha creado en su propio seno resistencias de todo tipo. Resistencias de Blancos que ella oprime y resistencias de los pueblos que ella ha sometido a su dominación. Estas resistencias, las ideas que han desarrollado y sus conquistas parciales constituyen tantos (muchos) puntos de apoyo para trazar las vías de una alternativa decolonial a la modernidad.

Digo bien puntos de apoyo y no referencias que hay que tomar tal cual. Tendremos que hacer también la crítica de un punto de vista decolonial; romper con el eurocentrismo que las ha marcado, habrá que retomarlas, al mismo tiempo que rebasarlas.

Y para rebasarlas, necesitaremos entre otras cosas, volver sobre nuestros pasados.

No para decir “todo era formidable” sino para reencontrar las promesas de un futuro otro que ocultan en sus senos.

Para encontrar todo ese potencial histórico extraordinario que la colonización ha querido  que desapareciera.

Para reencontrar esas historias ricas de una infinidad de futuros que la modernidad no ha podido borrar completamente  de las prácticas sociales y de la memoria de nuestros pueblos.

Es la persistencia de nuestras tradiciones, de nuestras creencias, de nuestros artes, de nuestros mitos, de nuestros recuerdos, de nuestros valores, es la persistencia de todo ese pasado precolonial en el presente que nos inspira, que nos da una base, no para abolir de un toque de barita mágica lo que es sino para pensar  su superación y proyectarnos a un futuro descolonizado.

Todos los días, las crisis terribles que atraviesan la civilización blanca nos prueban que merece menos que nunca reinar sobre el mundo y que las fuerzas para derribarla (trastocarla) existen. Occidente ha perdido el monopolio de la historia y no lo digiere.

Nuestro papel hoy en Francia, mas allá de nuestras luchas cotidianas contra el racismo y las discriminaciones, es de (consiste en) inscribirnos en el combate histórico para imponer una alternativa a la civilización actual. Y  en este combate cotidiano, en las alternativas que forjaremos a través de nuestras luchas, dos valores complementarios nos guiarán.

Dos palabras: la dignidad y la generosidad.

En árabe, para decir la misma cosa, tres consonantes son suficientes:

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Tres consonantes son suficientes y quizás no es por azar….Puede que, estas palabras tengan algo en común. Puede que sean indisociables.

 Aquellos de entre nosotros que son musulmanes saben que estas tres consonantes dan a Alá unos de sus 99 nombres:Decolonial Translation Group

Sadri Khiari

7 mai 2012

Traducido por Blanca Castro Lorenzo.

Source : PIR.